Ocho ruedas

Ocho ruedas soportan el peso de todos mis demonios. Hundirse o soportar. Dejar morir al capitán del barco, hacerte cargo del timón. Que el peso de tus alas pueda contigo o echar a volar. Lamber tus cicatrices o que la brisa te empuje donde poder chocar con la felicidad; alejarte de la cobardía. 

Pasos de hierro sobre el cemento y la infinitud en tu mirada. Te ríes, se rompen la cadenas y el viento te susurra que todo va a ir bien. Tanto miedo nos da la muerte que nos olvidamos de que da igual si total no nos atrevemos a vivir. Pareces como al aire cuando las ocho ruedas te ayudan a volver a respirar. 

Todos estamos rotos, pero al menos el sol alumbra la oscuridad de tus ojos y me atrevería a decir que mientras te vuelvas grande con ocho ruedas bajo tus pies estamos a salvo. Sí, todos estamos rotos por dentro, pero yo he aprendido la manera de recomponerme.