Mírala ahora
Ella era la chica de las tradiciones y aun así
la persona más impredecible que jamás había conocido.
Andaba a saltitos por la vida, comía siempre
el mismo algodón de azúcar del mismo puesto y le aterraban las atracciones de feria.
Sonreía al caminar y esa era mi curva
favorita, lloraba al final de las películas y se preguntaba como seguirían sus
vidas después del y vivieron felices para siempre.
Tocaba a la puerta tres veces antes de entrar,
se mordía el labio cuándo iba a besar y se comía las uñas si estaba distraída.
Andaba por la calle con la espalda recta y el
peso del mundo en su mirada, daba pasos largos y siempre parecía ir con prisa.
Se le bajaban las gafas del puente de la nariz
y las subía con el dedo índice al instante, un moño desordenado adornaba la
cabeza llena de pájaros de la chica maravilla y nadie se atrevería a decir que
estaba perdida.
Se rascaba la nunca y enarcaba las cejas antes
de responder una pregunta complicada, se reía y echaba la cabeza hacia atrás
solo si algo le hacía gracia de verdad.
Siempre se encerraba en el baño para llorar.
Decía Te quiero cada vez que tenía que marchar
y nunca se despedía por miedo a no volver.
Mírala ahora
e intenta reconocerla en cada verso por si mañana ya no está.
e intenta reconocerla en cada verso por si mañana ya no está.
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